domingo, 3 de agosto de 2014

Like Martha.

Estabamos, después de mucho tiempo, tratando de encontrarnos otra vez, y en algún punto hablamos del amor, en la nocturna música del amanecer sin tiempo.

Eramos lo que la vida había formado, sin perfección, pero puros.
Ya habiamos pasado cada uno diferentes historias y amores, nacionales y extranjeros.
Los cuerpos hablan de nosotros, con situaciones aprendidas a lo largo de los años, y la aceptación mutua.
Like Martha otra vez, en ambos lugares, en ambos mundos, y la conclusión de que todo debe hacerse por felicidad.
A la vez, una armónica sonaba desde el centro de otro país, y expresiones de un rostro que predecía nuestros deseos, pasiones, y roles. Cada uno de nuestros cuerpos tenia la marca de fuego de lo que eramos.

La predicción, el futuro, el positivismo y la maravilla.

Dentro del auto, de día... disparábamos fotos a las nubes, encuadres completamente cerrados de luces matemáticamente armadas "sin luz no podríamos ver".

Las casas, nuestros nuevos planetas a conquistar, nuestras nuevas vidas, sin importar el lugar.

Y de repente, otra vez... ese segundo donde lo que sucede es en cámara lenta sin poder dominarlo.

Y la sensación, después de todo lo ocurrido, de esa compañía que te hace bien.

Podría ser sencillo....

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